De un mundo que se piensa cerrado y sus fisuras. Destrucción del territorio, resistencias y experiencias del afuera
Andrés Devesa
22 páginas
210×145 mms
[B/N]
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El largo proceso histórico por el que el Capitalismo se ha ido imponiendo como ordenamiento general del mundo y de la vida ha supuesto, entre otras muchas catástrofes, un progresivo y avanzado empobrecimiento administrado de nuestra relación con aquello que, desde el surrealismo, hemos dado en llamar exterioridad, que sería, «a grandes rasgos, toda esa inmensa esfera de la realidad que queda permanentemente fuera de la mediación cultural humana, y que por tanto nos abre a lo que nos viene dado más allá de lo que construimos en las relaciones sociales entre los hombres, colocándonos en una vivencia de frontera allí donde termina el monólogo unidireccional de la civilización.» Exterioridad no sería tanto lo natural en contraposición a lo cultural o civilizado sino más bien un complejo diálogo entre el ser (lo cultural) y el mundo (lo natural) por medio de un lenguaje no reglado, el propio de la magia y de la poesía. Un diálogo que se agota en sí mismo, es decir, que no tiene más fin que su propia celebración, como el juego o el amor.